ISSN 2683-992X
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Editorial sobre la medicina, los médicos y las residencias médicas hoy

Estimados colegas y amigos, lectores todos de esta nuestra querida página de la Federación:

Es para mí un gusto enorme una vez más dirigirme a todos Uds. en nombre del Comité Ejecutivo, y en mi carácter de Presidente de FASGO.

Todos sabemos y hemos visto en los titulares de los últimos días, las noticias de nuestro país y seguramente vemos con mucha tristeza que nuestra profesión y en especial nuestra especialidad este vapuleada por los acontecimientos sociales de los cuales lamentablemente no puede escapar. Y digo con tristeza ya que, cuando, la mayoría de nosotros decidimos estudiar medicina, creíamos estar lejos de estos acontecimientos.

La Medicina en nuestro país, y en mayor o menor medida en toda Latinoamérica, siempre ha sido una profesión difícil de alcanzar y si no, hagamos un repaso de la misma desde no muy lejos a la fecha…

Tener un integrante Médico, era el orgullo de toda familia, lograr los medios y el poder adquisitivo para que nuestros hijos estudiaran en la facultad de medicina, no era cosa fácil, con gran sacrificio las familias de clase media luchaban para poder conseguirlo. Las leyes de Universidades Libres y gratuitas, comenzaban a moldearse, y los estudiantes de medicina, ingresaban con entusiasmo y alegría, en pos de algún día abrazar esta noble profesión. La mayoría de los que la elegían eran varones, tal vez porque todavía estábamos en una sociedad predominantemente machista o quizás, como estaba rodeada de sacrificios fuera del hogar, entre ellos comer y dormir en los hospitales, la familia consideraba que era una carrera más reservada para los individuos del sexo masculino. Cosa que a través del tiempo se fue equilibrando y hoy podemos decir con alegría que ya no es así, tanto varones como mujeres gozan de los mismos derechos y oportunidades.

Pero terminar la carrera de Médico, era tan sólo el comienzo de un largo camino de capacitación y conocimientos. Ingresar a los hospitales para efectuar las prácticas de esta profesión, siempre fue difícil. Sólo podía lograrse, si se tenía algún conocido, familiar o alguien que pudiese intermediar para saltear ese difícil obstáculo que era ingresar a un hospital para realizar las prácticas médicas. Afortunadamente en algún momento la planificación de los Ministerios de la salud y las Universidades consideraron oportuno, la creación de una forma de capacitación más específica, ordenada y reglada, las RESIDENCIAS MEDICAS, como medio de capacitación, adquisición de conocimientos y curvas de aprendizajes, para el desarrollo de la práctica diaria y específica.

Las formas de adquirir conocimientos teóricos tambíén fueron cambiando: de las grandes bibliotecas con préstamos de libros de texto para extraer resúmenes, al momento actual, en el que a través de un click podemos conseguir los últimos trabajos de investigación sobre cualquier patología, desde un ordenador, hasta un teléfono móvil.

Pero lo que no podrá cambiarse nunca, al menos hasta que el ser humano no termine de robotizarse, es LA RELACION MEDICO PACIENTE, y ésta se adquiere sólo con la práctica cotidiana durante las guardias y las horas dentro de los hospitales, y para ello hay que pasar varios años dentro de un sistema que primero abraza, luego envuelve y a veces asfixia. Es el precio que se debe pagar indefectiblemente para poder desarrollar la capacitación en nuestra profesión.

Todos y cada uno de los pacientes desean y exigen, que el profesional que los asista, sea idóneo en lo que hace, tenga un trato humanitario por sobre todas las cosas y llegue con exactitud y en el menor tiempo posible al diagnóstico y tratamiento de su dolencia; necesita imperiosamente salir de esa etapa de enfermedad y minusvalía lo antes posible, para sanar e insertarse nuevamente en la sociedad, y atender sus obligaciones cotidianas.

Para que todo esto se pueda desarrollarse adecuadamente todos debemos madurar como sociedad en sí, porque lamentablemente vivimos en una comunidad donde sólo parecen existir los derechos, y no las obligaciones. Se exige siempre cuando el individuo necesita algo y no muchas veces estamos dispuestos a cumplir con lo que a cada uno, nos corresponde como integrantes de ese todo, que no es más que la sociedad en la que vivimos.

La Medicina, siempre fue, es y será una profesión muy álgida. En ella no se admiten errores ni equivocaciones, ya que los mismos tienen alto costo, por lo tanto debemos aprender a cuidar de dichos menesteres. Debemos exigir Universidades que preparen adecuadamente a los futuros profesionales, hospitales abiertos a la comunidad pero principalmente con planes de residencias y capacitaciones especificas, en número suficiente, con obligaciones sí, pero también bien remuneradas para que el médico en formación no deba distraer su atención en numerosos trabajos para poder vivir adecuadamente.

Es de hacer notar que esta sociedad de consumo, en la cual vivimos inmersos, nos envuelve y no nos deja exentos de sus debilidades, pero nunca la medicina, y con ella el acto médico en sí, debería necesitar de acciones sindicales y de manifestaciones populares, que nos alejan del verdadero sentido de nuestra profesión. Todos y cada uno de nosotros debemos velar por la integridad de ésta carrera, para que no se vea envuelta en acciones inadecuadas, que sólo conllevan al deterioro social y a las antinomias entre la profesión, la sociedad y los pacientes, hecho que jamás debería suceder ya que la única forma de tener un pueblo sano, es trabajar para que exista una comunidad médica que sólo se dedique a estudiar, aprender y aplicar todo ello en la salud de nuestra comunidad.

FASGO, nuestra Entidad, es reconocida internacionalmente, por su prestigio académico, su constante capacitación de profesionales y su permanente trabajo a los fines de hacer de los médicos jóvenes, especialistas de renombre y seres humanos capacitados e idóneos en la especialidad. Por lo tanto, sólo desea contribuir a encontrar el camino del diálogo y el entendimiento frente a los acontecimientos antes mencionados, haciendo votos para que en un futuro inmediato, el médico residente sólo deba tener la necesidad de dedicarse a estudiar y asistir a todos los pacientes que hoy los están esperando en cada uno de los hospitales, donde ellos prestan servicios, para poder desarrollar su profesión con dignidad, bienestar y alegría.

Prof. Dr. Hector Bolatti
Pte. FASGO período 2017-2019

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